CÓMO TRASCENDER LA VIOLENCIA A TRAVÉS DE LA INDAGACIÓN APRECIATIVA.

Un camino para construir, sostener y preservar la paz. (1)

¿Qué puedes hacer para expandir tus fronteras, encontrar y exponer las «verdades» que se encuentran eclipsadas y las que están expuestas a fin de generar el bien común?

por Félix Viloria Landaeta
Bogotá. Mayo 12, 2019

En los últimos años, no pocos han sido los esfuerzos por construir diálogos de paz en diferentes latitudes de América Latina. La polarización política y social ha llevado al deterioro de los sistemas relacionales en muchos países. Desde la guerra de guerrillas hasta familias divididas y separadas por el miedo y las ideologías.

Durante algunas de las intervenciones para manejar el conflicto donde he aplicado la Indagación Apreciativa, el gran desafío que he encarado ha sido el de acompañar a los grupos de personas a superar sentimientos de desesperanza, resignación y resentimiento.

Sobreponerse a la desesperanza y la resignación ha resultado ser menos desafiante que resolver el resentimiento. La atemporalidad de la emoción juega un rol muy importante al momento de generar diálogos entre grupos que tienen historias del abuso de poder, violencia y exclusión.

Mi gran aprendizaje en estos procesos de diálogos entre partes en conflicto ha sido la importancia de identificar las bases morales y los principios que unen a estos grupos y desde allí construir un terreno común.

El terreno común, como lo definen Weisbord y Janoff  (2), “son propuestas que cuentan con el apoyo del 100% de las partes. No es lo mismo que el consenso, ya que el consenso significa que una mayoría prevalece incluso después que una minoría ha expuesto su desacuerdo, y aun así deciden llevar adelante el proceso”. Con esta visión, aún el consenso sigue siendo excluyente.

Durante la planeación de cumbres de Indagación Apreciativa donde he tenido que acompañar opuestos radicales, entender esta diferencia ha sido fundamental para el diseño de las preguntas.

En primer lugar, fue importante revisar que los unía en los dominios personales, profesionales o como connacionales: ética, ambiciones, tradiciones, costumbres, raíces.

Toda la intervención tuvo como bases los valores éticos y humanos que les eran comunes. Elementos culturales que fortalecían su tejido relacional.

Fue crucial fundamentar las preguntas en la esperanza y la confianza. Volver a visitar esos momentos cuando, aún teniendo diferentes ideologías, fueron capaces de convivir unidos por las costumbres y tradiciones que comparten. Llevarlos a reconocer la existencia de esos momentos y evocar las emociones que florecieron jugó un papel trascendental en la intervención.

Habiendo identificado estos cimientos, el siguiente paso fue construir los pilares de los diálogos, dando respuesta a dos interrogantes fundamentales:

¿Qué puede generar un compromiso sólido a cocrear y construir una realidad más amable entre ellos para cumplir con un propósito superior?

¿Qué les permitiría dejar ir los efectos de la exclusión y la violencia para dejar venir entre ellos una nueva forma de relacionarse que tenga como centro el bienestar común?

Como respuestas aparecieron 3 elementos clave:

  • El compromiso hacía su propósito de vida, su misión de vida como profesionales, miembros de una organización, una familia y una comunidad,
  • El reconocerse en un espacio de igualdad donde todos tiene cabida y no existe “una sola verdad” sino un conjunto de realidades vistas desde el mapa y el sistema de creencias de cada uno; y
  • Encontrar el terreno común sobre el cuál sentar las bases del futuro, tanto para ellos como para próximas generaciones, construyendo una visión compartida de muy largo plazo donde todas las partes, hoy en conflicto, son susceptibles de convivir en respeto y en bienestar.

Para ilustrar mejor este punto, quiero citar a John Paul Lederach (3) en una entrevista concedida al diario El Espectador de Colombia, donde expuso el término de “la imaginación moral” a propósito de su visión sobre el proceso de paz en este país:

“La imaginación moral empieza con esa capacidad de tejer una telaraña de relaciones que incluye al enemigo. Es lo que llamo la imaginación de las abuelas, la imaginación de saber que el bienestar de mis nietos y nietas está conectado con el bienestar de los nietos y nietas de mi enemigo. Es tener una perspectiva multigeneracional y no caer en una visión de momento, de coyuntura”.

El planteamiento de Lederach es, por mucho, una de las propuestas que más me inspiran en la facilitación de diálogos apreciativos. Esa “perspectiva multigeneracional” que invita a pensar en el futuro y en el éxito definido como la contribución que queremos hacer más allá de nuestros intereses personales y que quedará como legado para otros. Una visión desprovista de todo egoísmo.

Como respuestas de todas estas interrogantes que sobrevinieron, surgió una cumbre que permitió abrir espacios de conversación partiendo de una pregunta inicial que puede parecer simple, si obviamos el hecho de que entre los asistentes había una historia de violencia y resentimiento. Esta pregunta permitió que cada uno contactase con esa imagen atractora de la convocatoria:

¿qué te hizo atender este llamado en primer lugar, que te atrajo a este espacio?

Las conversaciones alrededor de esta pregunta tuvieron una conclusión unánime: EL DESEO DE CONSTRUIR BIENESTAR PARA TODO UN PAÍS.

¡Había florecido el terreno común!

Finalmente, este encuadre tendió el puente emocional para el resto de la cumbre. Los resultados fueron más allá de lo esperado. Propuestas inspiradoras, empoderamiento, construcción de confianza, búsqueda de los hechos más allá de la verdad de cada uno, esperanza y unión.

Algo es muy claro para mí en esta nueva etapa de mi práctica: el terreno común y el compromiso con el bienestar común, como puntos focales para el diseño de diálogos apreciativos entre partes en conflicto, tienen el poder de hacer florecer lo mejor de las personas desde la intención hasta llegar a la acción.

Reafirmo mi confianza en que todos venimos al mundo con la capacidad de florecer y de generar bienestar propio y bienestar para otros. Solo debemos acompañar a encender la llama interior, el núcleo positivo que hace que esa capacidad se desborde y alcance su máximo potencial en la realización del propósito personal de cada ser humano.

1 Título de mi ponencia como Keynote Speaker durante la WORLD APPRECIATIVE INQUIRY CONFERENCE 2019 – WAIC 2019, celebrada en Niza, Francia en Marzo de 2019.

2 Weisboard Marvin y Janoff Sandra “Future Search – Getting the whole system in the room for vision, commitment and action” Third Edition, 2010. Berret-Khoeler Publishers, San Francisco.

3 John Paul Lederach es profesor de Construcción de la Paz Internacional en la Universidad de Notre Dame, Notre Dame, Indiana, y académico distinguido de la Eastern Mennonite University.